El papá de Ota era carpintero, uno de los muy buenos, pero estaba empeñado en que las cosas tienen su color y ella estaba empeñada en hacerle cambiar de idea:
"Que noooo, papá... Que las mesas no tienen porqué ser marrones y el queso amarillo". Solían discutir mucho, dicen que por no sé qué de la quiebra generacional. El caso es que veían la vida de colores diferentes y de diferentes formas.
Pero por fin se sentaron y crearon esta mesilla: marrón madera, como se hacen las cosas de bien; azul pitufo, como las uñas de Ota y con trocitos de queso, mmmm, porque está muy rico.
Y... ¿cuál es tu tapa favorita? Feliz verano.
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